POEMAS ROMÁNTICOS DE
RAFAEL ÁNGEL CORTÉS
Volví a pecar...
Por: Rafael Ángel ©
Como pecan los hombres
cuando celan su hembra;
como
pecan los ángeles
si en
la tierra se albergan;
como
pecan los lirios
cuando de agua se llenan,
como
pecan los labios,
y se
traban las lenguas.
Y si
es pecado amar,
quiero saber que pecas,
pues
pecaré contigo.
Y si
al infierno llegas,
allí
estaré a tu lado
para
mostrarte en ellas
el
arte del pecado...
y
revolcarme, apenas;
y
succionar tus pechos
escondido en las nieblas
que
el fuego del infierno
oculta en las cadenas
que
amarran mi pecado
y
enjugan tus tibiezas.
Y
hasta en el mismo infierno,
si
por amar se peca,
seguiremos pecando,
y que
el amor no muera...!
Soy ése…
Autor: Rafael Ángel
Soy ése que
te ama;
soy quien
lleva en su pecho
no una
herida que sangra,
ni un
corazón maltrecho;
ni a quien
le duele el alma,
ni que
piensa en despecho.
No; soy ése
que te cuida,
quien te
arrulla en la cama.
Soy quien
mira tus sueños,
porque así
no resbalas...
cuando
pones tus pies
al llegar
la mañana.
Soy ése que
te atiende;
soy ése que
te alaba;
soy ése que
en las noches
cuando
lloras amarga
pone cerca
su boca...
para beber
tus lágrimas.
Soy ése que
te sueña;
soy ése que
te llama;
soy ése
que, en las nubes,
ha escrito
sus tonadas,
y menciona
tu nombre
mientras
quedas helada.
¡Sabes
quien soy, mi cielo!
¿Por qué no
dices nada...?
A una amiga…
Autor: Rafael Ángel
Hoy regreso a tu hogar
donde una
vez tuvimos
la dicha
y el placer
de
habernos conocido.
Pero el
destino, presto,
(siempre
paga el destino)
nos
alejó... y apenas
me dejó
sin tu abrigo.
Perdí tu
dirección;
olvidé tu
camino.
Mas no
olvidé que existes;
hoy yo
soy peregrino...
y regreso
a tu vera
donde
estuvo aquel nido
de donde
un día volara
sin
ruta... sin designio.
Mas
recuerdo una vez...
Una vez;
¿lo recuerdas...?
¡Fuimos
grandes amigos...!
Tu juzgado…
Autor: Rafael
Ángel Cortés ©
Siento
fuerte en mis sienes el retumbar cimero
y el cincelado entorno de tus palabras
graves,
al reclamar, sin duelo, con mil quejidos
suaves
sobre la ausencia aguda de un proceder
austero.
Una
ocasión, pasada, donde un querer sincero
te ofreciera, sin trabas, a ti, mujer
amada,
mas el tiempo implacable, muy solaz,
aclaraba
que unas cuitas amargas provocaron mi
duelo.
Hoy
llamaste “arrogancia” al decir lo que
siento,
y llamas “presuntuoso” a lo que es mi amor
propio;
ya no importan palabras, aunque lleguen a
oprobios,
pues mi frente está en alto, aunque herido
mi pecho.
Yo también
sigo amando y sintiéndome dueño
de ese amor que hoy se ensaña, y en
requiebros me hiere;
pero andar un camino que ya anduve, me
duele,
pues el decir que “aún me amas” no me
quitará el sueño.
Y al jugar
“la muleta”, como lo hace el torero,
consecuencia enmarcada de vivir tus
jugadas,
jugando a la coqueta, el tiempo se
encargaba
de mostrar quién comienza: y tú fuiste
primero.
Hoy los dos
aprendemos que, jugar, no se puede.
Que la vida, rotando, nos devuelve sus
pagas.
Yo jugando en mi mundo; tú en tu mundo,
jugabas,
pretendimos, al cabo, que la herida no
duele.
Por mi
parte, deseo, que en la vida tú encuentres
lo que yo ya he encontrado en un nido
cercano.
Un amor muy sincero, muy sutil, muy
humano,
que me brinda confianza y que se hace
patente.
°
¡Que me
amas!, ¡no lo dudo! Ella también me ha
amado.
Y la ofensa que me haces con llamarme
“alimaña”,
a mi amor no lo ofendes; ni siquiera lo
empaña.
He encontrado en mi mundo lo que en ti no
he encontrado.
Y por tal,
te perdono que tu poema sea rudo,
pues dolor y tristezas denotan tus
palabras.
Te pido me perdones el dolor que causara
al haberme marchado sin siquiera un
saludo.
Y allí en
mi “madriguera”, que es cuanto yo soñara,
brindaré mis amores a la mujer que adoro;
la besaré
en su boca con amor, con arrojo,
y la amaré con ansias, como a ti yo te
amara.
Mi Padrenuestro…
Autor: Rafael Ángel
Oh,
Padre nuestro bendito: estoy aquí,
arrodillado,
descalzo y desconsolado, y hasta tus pies
he venido.
Y es que he estado confundido. Mas tú me
vas a aclarar
por qué al venir a rezar tu Padrenuestro
aprendido
desde niño, hoy he crecido, y no me
encuentro rezar.
Sé que no
debo dudar de tu paciencia conmigo.
Pero me siento abatido, y aunque Tú estás
en los Cielos,
traigo hasta ti mis anhelos. Tu nombre he
santificar.
Pero no quiero llorar delante de su
merced,
no he de llorar otra vez, pues lo que
quiero es orar.
Y a la hora
de rezar, yo santifico tu nombre.
No debe sentir un hombre lo que yo, hoy,
he sentido.
Pues es que estoy afligido y no concilio
mi anhelo,
venga a nosotros tu reino, por ser noble
tu bondad,
y hágase tu voluntad, en mi Tierra y en tu
Cielo.
Por qué he
de pedir tu pan, si me lo das sin pedirlo.
Si haces milagros conmigo, y perdonas mis
ofensas,
cuando mis miles afrentas, contra tu
nombre he tenido.
No es que no esté agradecido, oh mi Señor
Poderoso.
Si al perdonarme me gozo… ¡enséñame a
perdonar!
Sé que no
has de abandonar a quien tanto Tú
proteges.
En tentación, no me dejes, pues mil
veces más caería.
Y no veas con osadía lo que te voy a
implorar.
Libérame de pecar y de acechanzas del malo
pues soy sólo un ser humano; líbrame de
todo mal.
Amén..
Virgencita...
Autor: © Rafael
Ángel Cortés
Virgen
santa y bendita, hoy vengo a ti a rogarte
desde mi humilde islita, con la oración de
mi alma,
de ésta alma, que añora, a una mujer que,
en este,
mi corazón, anida, trayendo paz y calma.
Quiero decirte: la amo. Y ella también me
ama.
Puedo sentir latidos en mi pecho. La
sangre
siento, aquí, cómo hierve, sin en las
noches me llama,
y
me dice "te quiero", y me besa con hambre.
Y no quiero perderla, oh, mi Virgen
sagrada,
Quiero que, en un milagro, pueda sentir
que la amo.
No quiero que me olvide; no quiero que se
vaya.
Quiero tenerla cerca, y sentir sus dos
manos
cuando a mí me acarician, y mis labios los
besa.
Quiero que, en cada sueño, cuando en la
noche duerma,
yo sentir su cariño... y ella también lo
sienta;
que sepa que la quiero. Que la adoro. ¡Que
venga!
Esto quiero contarte, oh, Virgencita
buena,
pongo en ti mi confianza...
¡Y perdona mi afrenta!
Anoche comprendí…
Aunque no tiene tu nombre…
sabes muy bien que lo escribí para ti…
© Rafael Ángel
Anoche, bajo estrellas que danzaban,
sentí añoranzas, mil penas... y resabios.
Y sentí celos de aquél que te acompaña
y moja con su lengua ésos, tus labios.
Anoche me di cuenta que te amaba;
anoche me di cuenta que te ansío.
Anoche las estrellas me indicaban
que ése, tu corazón, es todo mío.
Anoche comprendí, mi dulce amada,
que estoy enamorado como un niño
de ésos labios perfectos que se enmarcan
en esa linda boca de carmiño.
Anoche comprendí que cuando duermo
mis sueños te acarician con cariño.
Sin tocarte...
Autor: ©Rafael Ángel
Anoche me acerqué hasta tu
ventana,
y al ver
que dormitabas tiernamente,
me acerqué con temor hasta tu lecho
y
vi que, en el contorno de tu pecho,
un Crucifijo, tu mano, apretaba.
Noté que mientras más yo me
acercaba,
tu noble
respirar se sentía inquieto.
Mas pude ver que un corazón, repleto,
suspiraba... ¡suspiraba!
Y en ese divagar, me
preguntaba,
qué ha de
soñar esa durmiente diosa.
¿Estará, acaso, contemplando una rosa?
¿O sueña con su amor, y es extasiada...?
Y así yo penetré hasta tu
morada.
Y recosté
mi cabeza en tu cabello.
Fue un lindo sueño; un placer; todo
bello...
y
en aquel sueño, tu boca yo besaba...!
Y te escuché gemir en tu
almohada.
Pude
sentir que el sueño que acogías
te extendía su placer; te hacia su dueño,
y
con temblores fríos, te retorcías.
Y más que un sueño, era una
fantasía;
y mi
deseo infinito, en vano empeño
me hizo llegar a aquél, que era tu sueño,
y
así, besar tus labios, lograría.
Pasa la noche; casi llegaba
el día.
Tomé por
riendas tu brilloso cabello,
y
como en un correr, besé tu cuello
para saber, de pronto, que dormías.
Y consumabas, ha, con
osadía,
y sin
saber siquiera, sin quererlo,
un éxtasis de amor sobrevenía;
un bordado de tul, salía a tu encuentro.
Mas allí me encontraba, en
tu aposento;
No pude
definir si eran mis sueños,
o
si eran fantasías que, en mil empeños,
bordaba en un soñar; furtivo intento.
Mas un rayo de sol que
trajo el viento
pudo más
que el ensueño. Y como el arte
con que pinta un pintor, un bello cuento,
me regresé a mi lecho...
¡sin tocarte...!